Estos días cuando llega el frío y empieza diciembre hago mi segunda reflexión anual. Si quieres crecer o cambiar, lo primero que necesitas es dedicar un tiempo a parar y reflexionar. Si no lo haces, vas a seguir repitiendo el mismo patrón y si haces lo mismo, no esperes resultados distintos ¿no te parece?
Ahora bien, no lo olvides, la reflexión no sirve de nada si luego no va acompañada de un plan de acción para conseguir tus objetivos.
Cada uno lo hace a su manera, pero yo te comparto la mía, por si te resulta de utilidad.
👉 Ponerme en situación, revisando los objetivos del año en curso y los aprendizajes del año pasado.
👉 Celebrar lo logrado. Siempre me gusta empezar por lo bueno. ¿Qué he conseguido?
👉 Analizar los aprendizajes de estos meses. ¿Qué aprendí?
👉 Revisar cómo ha ido la lucha entre lo importante y lo urgente. ¿Qué me duele?
👉 Y tomar las grandes decisiones:
¿Qué debo dejar de hacer? Tenemos que hacer sitio a lo nuevo, hay que soltar lastre, es lo que más cuesta pero es lo más importante.
¿Qué debo seguir haciendo? Mantén lo que te ha funcionado y además busca la forma de mejorarlo.
¿Qué cosas nuevas voy a hacer a partir de ahora? Esta es la parte que más me gusta y es la que te proyecta hacia el futuro
¿Dónde te ves? ¿Qué necesitas para llegar allí? Es momento de fijar tu hoja de ruta, tu plan de acción.
Y siempre me gusta hacerlo en mis cuadernos porque luego puedo repasarlos y seguir aprendiendo. Por eso diseñé el cuaderno del #TestdelAlgodon que te permite revisar tu modelo de negocio y mejorarlo poco a poco, con ejercicios y consejos.
Estos momentos de reflexión marcan la diferencia y son la base de un buen plan de acción.
Disfrútalos. Oh yeah!
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