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Centrar el tiro: segmentar
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Los que me conocéis sabéis que soy fan de organizar y planificar las actuaciones de mis clientes, pero si hay algo que me parece fundamental antes de todo esto, es segmentar. Si eres pequeño no puedes ir a todo, simplemente porque te falta tiempo, recursos y dinero.
Esto que en teoría es muy claro, produce verdadero vértigo a la hora de aplicarlo en un porcentaje muy alto de mis clientes. Simplemente, porque hay que decidir y decidir, implica la posibilidad de equivocarse.
El problema es que, en muchos casos, no segmentar nos lleva a limitar nuestro crecimiento o simplemente a cerrar nuestra empresa.
Pero vamos a ver, ¿todos podemos segmentar?
Si tengo una tienda en una localidad pequeña dedicada a la ferretería y artículos de menaje está claro que me dirijo al conjunto de la población que habita esa localidad, no puedo trabajar exclusivamente para el segmento de los amantes del bricolaje porque necesito un número mínimo de clientes para que mi negocio sea rentable. Lo que si puedo hacer es pensar en los diferentes segmentos que conforman el pueblo para ofrecerles productos y servicios adecuados a sus características: las personas mayores, los jóvenes, los peñistas, los que tienen una explotación agrícola, industrial, etc.
Si vendo on-line y mi mercado no tiene límites, con más razón tendré que segmentar y ahí es dónde viene el tema de la especialización. Si puedo vender de todo ¿me interesa especializarme? Si vendes de todo, es complicado que los potenciales clientes te tengan como referente y además, si vendes de todo, es mucho más complicado y caro promocionarte.
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¿Y cómo segmentamos?
Hay tantas posibilidades como empresas y empresarios conozco y tampoco hay una fórmula clara, pero estos podrían ser algunos de los ingredientes:
- Tienes que pensar a qué tipo de clientes las soluciones que ofreces les encajan mejor.
- Valorar el tipo de cliente con el que te sientes más cómodo, ya sea por afinidad, por experiencia, por edad, etc.
- Analizar los resultados de tu empresa y su evolución en los últimos años con los diferentes grupos.
- Ver hacia dónde se dirigen las tendencias.
- Observar lo que hace la competencia.
- Estudiar la posibilidad de crear un elemento diferencial para algún tipo de cliente en particular.
Pero hay más:
- Segmentar por el tipo de producto que quieres ofrecer.
- Segmentar por el servicio que prestas.
- Segmentar por el canal que quieres utilizar.
- Segmentar por los aliados con los que cuentas.
Y sobre todo, hay que centrarse en el cliente:
- ¿Qué le gusta?
- ¿Qué le motiva?
- ¿Por qué te va a comprar a ti?
- ¿A quién compra ahora?
- ¿Cómo se comunica?
Cuánto mejor conozcamos a nuestros potenciales clientes, mejor podremos segmentar y cuánto mejor segmentemos, más posibilidades de venta tendremos.
Hay que sentarse a pensar y dejarse llevar, esto no son matemáticas,
sino que tiene una parte creativa importante, una cosa nos llevará a otra, hasta que veamos claro el segmento o los segmentos que nos interesan.
Y no os olvidéis que cómo elegimos podemos equivocarnos, así que tenemos que seleccionar las opciones con el nivel de riesgo que podamos asumir cada uno de nosotros.
Así que manos a la obra ¿qué tal se os da segmentar?
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Laura Alanís
Como siempre un artículo muy acertado. El problema para las pequeñas empresas muchas veces es el tiempo. No disponemos de él.
Segmentar es la clave pero siempre da cierto miedo. ¡No obstante, nosotros ya estamos manos a la obra!